La Mayoría de Edad

Part 27

A medida que pasaban los días, la situación en la ciudad parecía ir de mal en peor. Las noticias de personas desaparecidas y extraños sucesos se habían vuelto comunes, y la gente comenzaba a perder la esperanza. En medio de este caos, nuestro protagonista, Alex, seguía investigando, decidido a encontrar respuestas. Mientras caminaba por las calles vacías, se detuvo frente a un pequeño café que había reabierto sus puertas después de días de estar cerrado. La curiosidad lo llevó a entrar, y al hacerlo, se encontró con un ambiente acogedor y un aroma a café recién hecho que lo hizo sentir un poco más tranquilo. Dentro, se sentó en una mesa del rincón, tratando de pasar desapercibido mientras observaba a los demás clientes. Fue entonces cuando notó a una chica que parecía estar sentada sola en una mesa cerca de la ventana, mirando fijamente su taza de café sin tocarla. Había algo en su postura que llamó la atención de Alex, quizás la forma en que su mirada parecía perdida en el vacío, o la manera en que su cabello caía alrededor de su rostro como una cortina de protección. Sea lo que sea, Alex se sintió atraído por ella y decidió acercarse. —¿Puedo unirme a ti? —preguntó suavemente, tratando de no asustarla. La chica levantó la vista, sorprendida, y por un momento, Alex se encontró con una mirada que parecía ver más allá de él, como si estuviera buscando algo o a alguien. —Sí, claro —respondió finalmente, su voz baja y suave. Alex se sentó y, tras pedir un café, se presentó. La chica, cuyo nombre era Sofía, resultó ser una estudiante universitaria que había estado investigando sobre los recientes sucesos en la ciudad. A medida que hablaban, Alex se dio cuenta de que Sofía no parecía tener miedo, a pesar de todo lo que estaba ocurriendo. —¿Cómo logras mantener la calma en medio de todo esto? —preguntó Alex, genuinamente interesado. Sofía sonrió, una sonrisa leve que iluminó su rostro. —No es que no tenga miedo, pero creo que enfrentarlo de frente es la única manera de superarlo. Además, hay algo que me hace pensar que no soy menor de edad para estar asustada. Alex se rió suavemente. —Creo que eso es una forma interesante de verlo. La conversación fluyó fácilmente después de eso, y antes de que se dieran cuenta, habían estado hablando durante horas. La simpatía y el interés mutuo crecieron con cada palabra, y Alex se encontró deseando saber más sobre esta chica que parecía tener una fuerza interior que la hacía destacar en un mundo lleno de miedos y dudas. Cuando finalmente se despidieron, Alex se sintió con una sensación de esperanza que no había experimentado en mucho tiempo. Quizás, solo quizás, había encontrado a alguien que podría ayudarlo a encontrar las respuestas que buscaba, y tal vez, en el proceso, descubriera algo más. La noche cayó sobre la ciudad, oscura y llena de secretos, pero Alex se sentía un poco más ligero, un poco más esperanzado. Y mientras caminaba de regreso a su lugar, no podía evitar preguntarse qué otros descubrimientos podría hacer, y con quién.