**Capítulo 1: "La vida en el instituto"**
Part 1
El sol brillaba en el patio del instituto, iluminando a los estudiantes que se apresuraban a llegar a sus clases. Steve Rogers, el capitán del equipo de fútbol y uno de los chicos más populares de la escuela, caminaba con confianza junto a sus amigos Tony, Thor, Sam y Bucky. Todos ellos eran inseparables y formaban parte de la élite social del instituto. Mientras tanto, en un rincón apartado del patio, Natasha Romanoff observaba la escena con una mirada distante. Era una chica misteriosa y hermosa, con ojos verdes brillantes y cabello oscuro que caía en cascada por su espalda. Sin embargo, a pesar de su atractivo físico, Natasha era considerada una "espanta chicos" por sus compañeros. Nadie se atrevía a acercarse a ella, ya que se rumoreaba que era fría y distante. Steve y sus amigos no eran la excepción. A menudo se burlaban de Natasha y la trataban con desdén. "¿Qué pasa con esa chica?", se preguntaba Tony, mientras señalaba a Natasha con la cabeza. "Es como si fuera de otro planeta", respondió Steve, encogiéndose de hombros. Natasha, por su parte, se mantenía al margen, observando la vida social del instituto con una mezcla de desinterés y desdén. Su mejor amigo, Clint, era uno de los pocos que se atrevían a acercarse a ella. Juntos, formaban un grupo con Wanda, María y Laura, la novia de Clint. Eran los marginados del instituto, pero Natasha no se sentía marginada. Simplemente, prefería mantenerse alejada de la superficialidad que la rodeaba. Mientras Steve y sus amigos se dirigían a su clase de historia, Natasha se quedó sola en el patio, perdida en sus pensamientos. No se daba cuenta de que su vida estaba a punto de cambiar de manera inesperada. Steve, con su sonrisa carismática y su personalidad extrovertida, estaba a punto de cruzarse en su camino de manera que nada volvería a ser igual. La campana sonó, señalando el inicio de la clase. Steve y sus amigos se apresuraron a entrar en el aula, mientras Natasha se quedaba un momento más en el patio, disfrutando del sol y de la tranquilidad. Pero pronto se dio cuenta de que no podía quedarse allí para siempre. Con un suspiro, se dirigió hacia su clase, sin saber que su vida estaba a punto de tomar un giro inesperado.