Un Alto en el Camino
Part 17
La chica pelirroja seguía mirándola a los ojos, buscando algo que Maddie no sabía qué era. Pero antes de que pudiera responder, su estómago gruñó de nuevo, esta vez con más fuerza. Maddie se sintió mortificada, tratando de disimular su hambre de nuevo. La chica pelirroja suspiró y la soltó suavemente, dando un paso atrás. "Creo que necesitamos hablar de esto", dijo, su voz llena de comprensión. "No puedes estar bien si tienes hambre". Maddie se sintió un poco aliviada de que la chica pelirroja no se hubiera enfadado con ella. Asintió, tratando de encontrar las palabras adecuadas. "Sí, supongo que no. Es solo que... no he comido mucho últimamente". La chica pelirroja asintió, como si entendiera perfectamente. "Vamos", dijo, tomando a Maddie de la mano. "Conozco un lugar donde podemos encontrar algo de comer". Maddie se dejó llevar por la chica pelirroja, que la guió a través de las calles hasta un pequeño café en un callejón lateral. El aroma a café y pan fresco la envolvió tan pronto como entraron, y su estómago gruñó de nuevo, esta vez con anticipación. La chica pelirroja la sentó en una mesa y se fue a pedir. Maddie se quedó mirando el menú, que parecía una lista interminable de opciones deliciosas. Se sintió un poco abrumada, pero la chica pelirroja regresó pronto con una bandeja llena de comida. "¿Qué es todo esto?", preguntó Maddie, mirando la comida con incredulidad. La chica pelirroja sonrió. "Lo que creí que podrías necesitar. Un poco de todo". Maddie se rió, sintiendo un poco de alivio. Se lanzó sobre la comida, saboreando cada bocado. La chica pelirroja la miró sonriendo, y Maddie se sintió un poco más cómoda, un poco más ella misma. Pero justo cuando estaba empezando a relajarse, la chica pelirroja se inclinó hacia adelante y le preguntó: "¿Qué pasa, Maddie? ¿Qué te pasa realmente?". Maddie se detuvo, mirándola a los ojos. ¿Qué podía decirle? ¿Cómo podía explicarle todo lo que había pasado? Se sintió un poco abrumada, un poco asustada. Pero algo en la mirada de la chica pelirroja la hizo sentir que podía confiar en ella. Así que tomó una respiración profunda y comenzó a hablar.