**Capítulo 13: La Unión Perfecta**

Part 13

La unión perfecta parecía haberse logrado, y Maddie se sentía conectada a la berenjena de una manera que nunca había experimentado antes. La berenjena, que había sido su compañera de baile y de placer, ahora parecía estar en una posición vulnerable, como si estuviera esperando algo. Maddie la miró con curiosidad, y de repente, sintió un hambre intensa. No era un hambre física, sino más bien una necesidad de consumir, de absorber a la berenjena en su ser. La berenjena parecía entenderlo, y su voz suave y melodiosa se convirtió en un susurro de anticipación. "¿Qué pasa?", preguntó la berenjena, con un tono de incertidumbre. Maddie se inclinó hacia adelante, y su boca se abrió en un gesto de expectativa. La berenjena pareció entender lo que estaba a punto de suceder, y su cuerpo se tensó en anticipación. Sin previo aviso, Maddie se lanzó hacia adelante, y su boca se cerró alrededor de la berenjena. La berenjena gimió de sorpresa, pero no se resistió. Maddie comenzó a comerla, literalmente, y la berenjena se derritió en su boca como si fuera un manjar. La sensación de consumir a la berenjena fue extraña y emocionante al mismo tiempo. Maddie se sentía como si estuviera absorbiendo no solo el cuerpo de la berenjena, sino también su esencia, su energía y su espíritu. A medida que comía, Maddie se sentía cada vez más conectada a la berenjena. La unión perfecta que habían logrado anteriormente ahora parecía haberse vuelto aún más profunda, como si la berenjena estuviera convirtiéndose en una parte integral de su ser. La berenjena, por su parte, parecía estar desapareciendo en la boca de Maddie, pero su voz suave y melodiosa todavía se podía escuchar, aunque cada vez más débilmente. "Me... estoy... yendo...", susurró la berenjena. Maddie asintió con la cabeza, todavía comiendo. "Lo sé", respondió, con la boca llena. "Estás en mí ahora". Y con eso, la berenjena desapareció por completo, absorbida por Maddie en un acto de unión perfecta. Maddie se sentó en silencio, sintiendo la esencia de la berenjena en su interior, y sonrió, sabiendo que nunca volvería a estar sola.