La Unión con Bertha
Part 50
Sofía se detuvo un momento, mirando a Maddie y Ruby con una expresión intensa. Luego, sin decir una palabra, se llevó la berenjena a su cuerpo. Maddie y Ruby se miraron, sorprendidas, pero no podían apartar la vista de la escena. Sofía se sentó en una silla cercana, y con movimientos delicados, se levantó la falda y se deslizó la ropa interior. Maddie y Ruby se miraron, incómodas, pero también fascinadas por la intensidad de la escena. Luego, Sofía puso la berenjena en su vulva, y comenzó a moverse suavemente, como si estuviera acariciándola. Maddie y Ruby se miraron, sorprendidas, pero también intrigadas por lo que estaban viendo. —¿Qué está haciendo? —susurró Maddie a Ruby. Ruby se encogió de hombros, igualmente sorprendida. —No lo sé —susurró—, pero parece que es algo importante para Sofía. Sofía se cerró los ojos y se dejó llevar por el momento, moviéndose suavemente con la berenjena. Maddie y Ruby se miraron, y luego desviaron la vista, sintiendo que estaban presenciando algo íntimo y personal. Pero a medida que pasaban los momentos, Maddie comenzó a sentir una sensación extraña. Era como si estuviera conectándose con Sofía y la berenjena de alguna manera. Comenzó a sentir una sensación de paz y tranquilidad, y se dio cuenta de que estaba siendo testigo de algo mucho más profundo que una simple acción. Ruby, por otro lado, parecía estar luchando con sus propias emociones. Se movía incómoda en su asiento, y su rostro estaba tenso. Maddie se dio cuenta de que Ruby estaba tratando de procesar lo que estaba viendo, y se preguntó qué pensamientos estaría teniendo en ese momento. Sofía, mientras tanto, parecía estar en un estado de éxtasis. Se movía suavemente, y su rostro estaba relajado y en paz. La berenjena parecía ser una parte de ella, y Maddie se dio cuenta de que Sofía había encontrado algo especial en esa planta. A medida que la escena continuaba, Maddie se sintió cada vez más conectada con Sofía y la berenjena. Comenzó a sentir que estaba siendo parte de algo mucho más grande que ella misma, algo que la estaba cambiando de alguna manera. Pero justo cuando parecía que la escena iba a terminar, Sofía se detuvo y abrió los ojos. Miró a Maddie y Ruby, y sonrió suavemente. —Lo siento —dijo—, no quería que se sintieran incómodas. Maddie y Ruby se miraron, y luego desviaron la vista, sintiendo que todavía estaban procesando lo que habían visto. —No te preocupes —dijo Maddie—, estamos aquí para ti. Sofía asintió, y se levantó de la silla. Se puso de pie, y miró a Maddie y Ruby con una expresión intensa. —Quiero que sepan que esto es solo el comienzo —dijo—. Quiero que sepan que hay mucho más que descubrir. Y con eso, Sofía se dio la vuelta y se alejó, dejando a Maddie y Ruby mirándose entre sí, preguntándose qué iba a pasar a continuación.