**Capítulo 41: Una Visita Inesperada**
Part 41
Maddie se bajó del coche y miró hacia la casa de su novia, Sofía, con una mezcla de nerviosismo y emoción en su estómago. Había decidido hacerle una visita sorpresa, ya que no se habían visto en toda la semana y echaba de menos su sonrisa y su risa contagiosa. La casa estaba situada en un barrio tranquilo de la ciudad, rodeada de árboles altos y un jardín bien cuidado. Mientras caminaba hacia la puerta principal, Maddie se preguntó si Sofía estaría en casa o si tendría que esperar a que llegara. Llamó al timbre y esperó con ansiedad a que alguien respondiera. La puerta se abrió unos segundos después, y Maddie se encontró con la sonrisa radiante de Sofía. —¡Hola, amor! —exclamó Sofía, lanzándose a sus brazos—. ¿Qué haces aquí? No te esperaba hasta mañana. Maddie la besó en los labios y se apartó un poco para mirarla a los ojos. —Quería verte —dijo sencillamente—. Echaba de menos tu cara. Sofía se rió y lo tomó de la mano, llevándolo dentro de la casa. —¿Quieres un café o algo de comer? —preguntó mientras lo llevaba a la cocina. Maddie negó con la cabeza. —No, no quiero nada. Solo quería verte y pasar un rato contigo. Sofía sonrió y se sentó a su lado en el sofá. —Pues aquí estoy —dijo, poniendo su cabeza en su hombro—. ¿Cómo ha ido tu semana? Maddie suspiró y se encogió de hombros. —Ha sido una semana larga —dijo—. Pero ahora que estoy aquí, todo parece mejor. Sofía lo miró con ternura y le acarició la mejilla. —Me alegra que hayas venido —dijo—. Lo necesitaba. Pasaron un rato sentados en silencio, disfrutando de la compañía mutua. Maddie se sentía en paz cuando estaba con Sofía, como si nada más importara en el mundo. Después, Sofía se levantó y le dijo a Maddie que quería enseñarle algo. Lo llevó al jardín trasero, donde había un estanque pequeño con peces nadando en el agua. —Quiero hacer algo aquí —dijo Sofía, mirando alrededor—. Quiero crear un espacio especial para nosotros. Maddie sonrió, intrigado. —¿Un jardín de amor? —preguntó, bromeando. Sofía se rió. —No exactamente —dijo—. Pero algo así. Maddie se acercó al estanque y miró el jardín. Era un lugar hermoso, lleno de posibilidades. —¿Puedo ayudarte? —preguntó, mirando a Sofía. Sofía asintió, sonriendo. —Claro que sí —dijo—. Quiero que sea algo especial, algo que sea solo nuestro. Maddie sonrió, sintiendo que su corazón se llenaba de amor y felicidad. Estaba emocionado de ver qué planes tenía Sofía para su jardín secreto.