Chapter 13: Despertar de Pasiones

Part 13

Maddie se despertó con una sensación extraña en su cuerpo, una mezcla de calor y electricidad que parecía recorrer sus venas como un río desbordado. Al principio, pensó que era solo un sueño residual, algo que se desvanecería en cuanto se levantara de la cama y comenzara su día. Pero a medida que se estiró y bostezó, se dio cuenta de que la sensación era muy real. Se sentó en la cama, rodeada por las sábanas revueltas y las almohadas esparcidas por todas partes. La habitación estaba en silencio, solo interrumpido por el tic-tac del reloj de la mesita de noche. Maddie se pasó una mano por el cabello, sintiendo cómo su corazón latía con una intensidad inusual. Comenzó a recordar fragmentos de su vida, momentos que antes le parecían insignificantes pero que ahora adquirían un significado diferente. Recordó la forma en que la luz del sol se filtraba a través de las cortinas de su habitación, la manera en que el aroma a café recién hecho la envolvía cada mañana. Mientras más recordaba, más intensa se volvía la sensación en su cuerpo. Maddie se sintió como si estuviera despertando a una parte de sí misma que había estado dormida durante mucho tiempo. Se levantó de la cama y se acercó al espejo que colgaba en la pared. Al verse reflejada, se sorprendió de la expresión que veía en su rostro. Sus ojos brillaban con una intensidad que no había visto antes, y sus labios estaban ligeramente separados, como si estuviera a punto de decir algo. Maddie se acercó más al espejo, estudiando su reflejo con detenimiento. Notó la curva de sus caderas, la redondez de sus senos, la línea de su cuello. Cada una de esas partes de su cuerpo parecía estar conectada a la sensación de calor y electricidad que la recorría. Sin darse cuenta, Maddie comenzó a acariciar su propio cuerpo, trazando círculos con sus dedos sobre la piel. La sensación se intensificó, y ella cerró los ojos, dejándose llevar por el momento. El calor se extendió por todo su cuerpo, y Maddie se sintió viva, conectada a sí misma de una manera que nunca había experimentado antes. En ese momento, se dio cuenta de que había estado viviendo en piloto automático, sin realmente sentir o experimentar la vida. Abrió los ojos y se miró al espejo, sonriendo. Por primera vez en mucho tiempo, se sintió conectada a su propia pasión y deseo. La chica que veía reflejada en el espejo era alguien que había despertado, alguien que estaba lista para explorar y descubrir lo que la vida tenía que ofrecer.