**Capítulo 3: El Regreso a Casa**

Part 3

La soledad y la vulnerabilidad se apoderaron de Maddie mientras esperaba a que sus amigas volvieran. Después de unos minutos que parecieron horas, decidió que no podía seguir allí sentada, esperando a que algo cambiara. Se levantó lentamente y comenzó a caminar hacia su casa, que estaba a solo unos minutos de distancia. Mientras caminaba, no podía evitar sentir una sensación de alivio al alejarse del club y de la incertidumbre que la había invadido. La noche estaba fresca y el aire estaba lleno de un aroma a lluvia, lo que la hizo sentir aún más sola y melancólica. Al llegar a su casa, Maddie se sintió un poco más tranquila. Se dirigió directamente a su habitación y se sentó en la cama, quitándose los zapatos y dejando escapar un suspiro de alivio. La habitación estaba oscura y silenciosa, lo que la hizo sentir segura y protegida. Se levantó y se dirigió al baño para lavarse la cara y refrescarse un poco. Al mirarse al espejo, se dio cuenta de que estaba pálida y ojerosa. Se preguntó si realmente estaba enferma o si simplemente estaba estresada. Después de lavarse la cara, se sentó en la cama y se quedó mirando la pared, pensando en lo que había pasado esa noche. ¿Por qué se había sentido tan mal de repente? ¿Y por qué sus amigas habían querido ir al club sin ella? Mientras se perdía en sus pensamientos, Maddie se dio cuenta de que estaba cansada y que necesitaba dormir. Se levantó y se dirigió a su mesita de noche para coger un vaso de agua y una pastilla para el dolor de cabeza que había comprado hacía unos días. Se tomó la pastilla y se tumbó en la cama, cerrando los ojos y tratando de relajarse. La oscuridad y el silencio la envolvieron, y poco a poco se fue quedando dormida, con la esperanza de que al día siguiente se sintiera mejor.