La voz de la conciencia

Part 3

La oscuridad de la noche había caído sobre la casa de Maddie, y ella se sentía cada vez más sola y aislada. La tentación de la sustancia blanca en la caja seguía estando allí, pero de repente, su mente se desvió hacia otra persona. Llamó a su novio, Julián, con la esperanza de que su voz la calmara y la hiciera olvidar sus problemas. Julián contestó al primer timbre, y Maddie se sintió un poco mejor al escuchar su voz. "Hola, ¿cómo estás?", le preguntó Julián, notando un tono de tristeza en la voz de Maddie. Maddie suspiró y se recostó en la cama. "Estoy bien, solo un poco sola", respondió, sin querer revelar la verdad sobre sus sentimientos. Julián se rió. "Te extraño, ¿quieres que vaya a tu casa?" Maddie se sintió tentada, pero algo la detuvo. No quería que Julián viera la caja y la sustancia blanca. "No, no hace falta", dijo. "Estoy bien, solo necesito un rato para mí misma". Julián se quedó en silencio por un momento. "¿Estás segura de que todo está bien? Me parece que hay algo que no te gusta", dijo, notando el tono de tristeza en la voz de Maddie. Maddie se sintió culpable por no ser honesta con Julián. "Sí, estoy segura", respondió. "Solo necesito un rato para relajarme". Julián suspiró. "Bueno, si necesitas hablar con alguien, estoy aquí para ti. Te quiero". Maddie sonrió, a pesar de que Julián no podía verla. "Te quiero también", respondió. Después de colgar el teléfono, Maddie se quedó pensativa. ¿Por qué no podía ser honesta con Julián? ¿Por qué no podía confiar en él? La respuesta era simple: porque tenía miedo de que la juzgara, de que la rechazara. La oscuridad de la noche parecía cerrarse sobre ella, y Maddie se sintió más sola que nunca. La voz de Julián había sido un consuelo temporal, pero no había resuelto nada. La tentación de la sustancia blanca seguía estando allí, y Maddie sabía que no podría resistirla por mucho tiempo.