**Capítulo 17: La conexión carnal con la naturaleza**

Part 17

Laura se disculpó y se fue a hacer algunas compras, dejándola sola en la casa. Maddie se quedó allí, sentada en la cocina, reflexionando sobre su experiencia del día anterior y la extraña reacción de su cuerpo. Mientras pensaba, su mirada se desvió hacia la ventana y hacia el árbol que había sido el centro de su atención durante las últimas 24 horas. De repente, se sintió un impulso extraño y primitivo. Se levantó de la silla y se dirigió a su habitación. Allí, abrió un armario secreto que había mantenido oculto durante mucho tiempo. Dentro, encontró un disfraz que había comprado en una tienda de trajes de carnaval hacía años, pero que nunca había tenido el valor de usar. El disfraz era el de una coneja sexy: un traje de látex rosa ajustado, con orejas largas y una cola de coneja que parecía bailar detrás de ella. Maddie se sintió un poco nerviosa, pero al mismo tiempo, se sintió atraída por la idea de usarlo. Se puso el disfraz, sintiendo cómo el látex se ajustaba a su cuerpo. Mientras se miraba en el espejo, se sintió una transformación extraña. Ya no era Maddie, la persona racional y controlada, sino una criatura sensual y primitiva. Se sintió lista para conectarse con la naturaleza de una manera más profunda. Se dirigió hacia la puerta y salió al jardín. El árbol la esperaba, imponente y silencioso. Maddie se acercó a él, sintiendo el calor del sol en su piel y el viento en su cabello. Se detuvo frente al tronco y lo miró, sintiendo una conexión intensa con él. Sin pensarlo, comenzó a acariciar el tronco con sus manos, sintiendo la rugosidad de la corteza bajo sus dedos. Luego, se deslizó hacia abajo, hasta que estuvo de rodillas frente al árbol. La cola de coneja se movía detrás de ella, como si tuviera vida propia. Maddie se sintió transportada a un estado de conciencia alterado. El árbol parecía estar vivo, y ella se sentía atraída por su energía. Comenzó a besar el tronco, sintiendo cómo su cuerpo se relajaba y se rendía a la conexión con la naturaleza. En ese momento, Maddie se sintió libre de todas las inhibiciones y los miedos. Se entregó al árbol, y el árbol pareció aceptarla. La conexión entre ellos se hizo más profunda, hasta que Maddie se sintió como si estuviera dentro del árbol, y el árbol estuviera dentro de ella. La experiencia fue intensa y liberadora. Maddie se sintió renacida, como si hubiera encontrado una parte de sí misma que había estado oculta durante mucho tiempo. Cuando finalmente se detuvo, se sintió exhausta pero también renovada. El árbol seguía allí, imponente y silencioso, pero Maddie sabía que su conexión con él había cambiado para siempre.