**Capítulo 49: La Revelación**
Part 48
La noche había sido un torbellino de emociones para Maddie, desde el momento en que Ruby la había besado en el sofá hasta el descubrimiento de Sofía. Ahora, mientras se encontraba en el baño con Ruby, intentando calmarse después del encuentro, no podía evitar pensar en lo que estaba a punto de suceder. Maddie y Ruby salieron del baño y se dirigieron a la cocina, donde encontraron a Sofía sentada en una silla, con la cabeza entre las manos. La habitación estaba en silencio, y Maddie podía sentir la tensión en el aire. —¿Sofía? —dijo Maddie, intentando romper el silencio. Sofía levantó la cabeza, y Maddie vio que tenía los ojos rojos y llorosos. —No quiero hablar sobre lo que pasó —dijo Sofía, con la voz temblorosa. Maddie se sentó a su lado, y Ruby se sentó en la otra silla, mirando a Sofía con preocupación. —Sofía, lo siento —dijo Maddie, intentando disculparse. Pero Sofía la interrumpió, mirándola con una expresión seria. —No, Maddie. Quiero contarte algo. Algo que me ha estado pasando últimamente. Maddie se inclinó hacia adelante, intrigada. —¿Qué es? —preguntó. Sofía tomó una respiración profunda antes de hablar. —He estado teniendo... encuentros con una berenjena. Maddie y Ruby se miraron, sorprendidas. —¿Una berenjena? —repitió Maddie. Sofía asintió. —Sí. Me sé que suena loco, pero no puedo evitarlo. Me siento atraída por ella. Maddie y Ruby se miraron de nuevo, esta vez con una mezcla de sorpresa y curiosidad. —¿Quieres decir que... tuviste sexo con una berenjena? —preguntó Ruby, intentando ser delicada. Sofía asintió de nuevo, y Maddie vio que estaba a punto de llorar. —Sí. Lo hice. Y lo peor es que lo hice en frente de Emily. Maddie y Ruby se quedaron en silencio, intentando procesar la información. —¿Por qué no me lo dijiste? —preguntó Maddie, intentando entender. Sofía se encogió de hombros. —No sabía cómo. Me sentía avergonzada. Maddie se levantó y se acercó a Sofía, abrazándola. —No estás sola, Sofía. Estamos aquí para ti. Pero mientras abrazaba a Sofía, Maddie no podía evitar pensar en la berenjena, y en lo que eso significaba para su amiga.